Cuando alguien desarrolla una argumentación para convencer a otro de que acepte su tesis, lo hace en un determinado contexto. Éste abarca las creencias, las costumbres, las ideas de la comunidad a la cual ambos pertenecen. Además, el contexto determina las convenciones linguisticas que ambos usan, es decir, el valor semántico
de las palabras empleadas. Cuando el contexto en el que se desarrolla
la argumentación no es común a sus participantes, alguien puede
fácilmente utilizar palabras que resulten molestas o agraviantes para
los demás.
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