Para plantear un discurso argumentativo es necesario conocer las
condiciones de propiedad y legitimidad. Las condiciones de propiedad son
las características que tiene que reunir el destinatario a quien se
dirige el argumentador, es necesario conocerlas para que el argumento
sea efectivo. Las condiciones de legitimidad tienen que ver con la
autenticidad de la figura del argumentador.
De acuerdo con las condiciones de propiedad, en primer lugar se
argumenta partiendo de que el otro no adhiere a la tesis pero puede
llegar a convencerse de ella. En segundo lugar, se argumenta a partir
del supuesto de que el otro tiene la inteligencia y los conocimientos
necesarios para comprender los argumentos.
En cuanto a las condiciones de legitimidad, a veces, cuando el
argumentador no está seguro de que el otro confía en su legitimidad,
puede apelar a enunciados justificativos. El argumentador también debe
suponer que el otro puede ser persuadido mediante una argumentación
adecuada: si encuentra resistencia será posible desplegar las
estrategias persuasivas necesarias para hacerlo cambiar de opinión. La
argumentación es legítima cuando hay una concesión mutua de derechos
entre los interlocutores. En este campo inciden no sólo el contexto de
la situación sino también los roles de autoridad que se establecen entre
ellos.
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